Escrito el 02/12/2012 por Juan Manuel Llorca
La precariedad es una herramienta para la sumisión y el miedo el único combustible que sirve para que nada se mueva.
Y así, nos descubrimos a nosotros mismos tomando la decisión de no hacer nada, de aguantar carros y carretas, de pasar por todo con tal de conservar lo que nos queda, lo poco que nos queda, lo casi nada que nos queda.
“No tenemos otra opción”, miente el poder…
… Y se sirve de cualquier cosa para recortar derechos, para cerrar puertas, para limitar oportunidades.
Son muchas las molestias que se están tomando para asegurarse que nuestra sociedad sea cada vez más injusta y que la injusticia se perpetúe en el tiempo.
Para ello han teorizado una elaborada hipótesis que nos culpabiliza: “Todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, que no deja de ser un recordatorio de que nos corresponde vivir mal y que, si no lo aceptamos, los resultados son el desastre que ya todos conocemos.
El miedo nos paraliza, nos impide pensar con claridad, nos bloquea y nos atenaza hasta el dolor.
Y ellos lo saben. y se sirven de ello.
“La prioridad es cumplir los objetivos de déficit”, dicen.
Y nosostros pensando que la prioridad era conseguir que la ciudadanía atravesara esta crisis con el menor dolor posible, con la menor precariedad posible y sin que se menoscabasen los derechos conseguidos a través de la historia reciente de nuestro país.
El fin justifica los miedos…
…Hasta que el miedo sobrepasa una línea y la rabia y la indignación van ocupando espacio en nuestro pensamiento, en nuestro estado de ánimo y en nuestra forma de entender la vida.
Vivimos en un equilibrio inestable, a mitad de camino entre el miedo y la rabia y si la balanza continúa venciéndose serán ellos los que tengan miedo.