Escrito el 05/09/2018 por Juan Manuel Llorca
Los que peinamos canas sabemos que “Gracias a la Vida” es una canción de la gran Violeta Parra, un canto a las cosas pequeñas y grandes que hacen que todo merezca la pena.
Últimamente miro por el retrovisor con más frecuencia que antes, me estoy haciendo mayor y el pasado ocupa cada vez más espacio en mí, y me siento un privilegiado por todo lo que he tenido la suerte de vivir.
No tengo la más mínima intención de palmar, aunque alguna vez pasé rozando el larguero, pero si me muriera en este momento lo haría sabiendo que he tenido el acierto de saborear lo que me ha tocado y, ¡qué vanidoso!, que he vivido más que el común de los mortales.
Mi familia no es una familia desestructurada, es más bien una familia deconstruida a la manera de Ferrán Adriá: todos hijos de padre y madre, todos locos y cuerdos en la misma medida, todos distintos, todos iguales, idénticos pero diferentes. La mejor familia dentro de las posibles, con buenos y malos como en las películas del Oeste.
Casi todo lo que es digno de recordar tiene nombres y apellidos.
Presencié el triple de Nacho en el último segundo, asistí a la carrera en diagonal de Manu desde el córner para evitar que nos marcara el Atlético cuando se acababa el tiempo reglamentario y escuché a Dani decirle “agua” a una azafata en un avión el día que decidió hablar por primera vez.
Solamente lo anterior ya me coloca en una situación de ventaja con respecto al resto de la humanidad entera.
Pero es que además soy de Toledo, del Polígono para ser más exactos, y estuve en el “Alboraya” de Juan y Ricardo, un bar que era un oasis, y en él escuché a Janis Joplin y a la Creedence y a los Flying Burrito Brothers mientras conversaba con Paco Serrano, con el Drácula y Rosi Mateo, con Javi Ramírez Peces y Pilar Gamito, con Paco Mercado, con Miguel Gómez Élez, con Luismi y Yoli, con Marga y Rafa Verdú, y Ana y Elena y Rafa “el Pelos”… y otros tantos que me dejo en el tintero pero que forman parte de la mejor gente que he conocido en mi vida
Y ahora recupero Toledo, a 12.000 kilómetros de distancia, con las publicaciones en Facebook de Carmen Iñesta y las fotos de Lisardo, y recuerdo sorprendido lo bonita que es mi ciudad. Y veo el Seminario desde el Parador y pienso en Jotaele y en Clemente y en Valero y en Merchán y en el Chean, don José Antonio del Jesús Hermoso, y en todo lo aprendido y que todavía uso a diario.
Y me fui para Madrid y aprendí que el tiempo son lugares: el Café Viena, Cascorro, el Templo de Debod, el Cine Doré, La Latina, el Bombardino en la calle Altamirano, el Soidemersol en Argumosa y el gran Fakhr Edine Abdalla, mi amigo del alma, y Pilar Esquivel que sé que me quiere desde el primer día igual que yo la adoro a ella.
Y subiendo en la escala alimenticia entrené en el Portugal con Julián Chana, jugué al ping-pong en las Mil y Una Noches, adopté a Davide y Nicole, Emo ya me venía de serie, … y Madrid me adoptó a mí.
Como me adoptó Rivas, con ocho años laborales apasionantes, cuatro de ensueño y cuatro de pesadilla por mi falta de cojones para marcharme a tiempo…
… y me tocó viajar.
Y viajé.
Y descubrí que el mundo es enorme de puro chiquito que es, y que las ciudades tienen alma y que te aceptan y te rechazan como lo haría un vecino y que hay lugares que conoces como la palma de tu mano aunque nunca hayas estado allí.
Y sé que estoy en deuda con Camerún, con Ecuador, con Colombia… con Cuba, por motivos obvios, y con Estados Unidos que me acoge por mucho que le pese a Donald Trump.
Y apareció Octavio con su claridad mental y su sentido del honor y la amistad, y Yúnior y Pili, que tienen una casa que parece una fonda, y Rosa y Popo, que sirven para un roto y para un descosido.
Todos ellos lo mismo te cosen un huevo que te fríen un ojal y Gisell y yo los disfrutamos casi a diario, como una ducha tibia o un café con espumita.
Y, como la vida no se detiene, ¡bendita sea!, sigue estando la música, la comida, la literatura…
Violeta Parra compuso “Gracias a la Vida” y años después, cobardía o lucidez, se suicidó.
Tengo 52 años, pero aparento más.
Ponchado y rodado como estoy, las arrugas no me han salido por sufrimientos ni disgustos, si no por lo mucho vivido y por lo que me queda por vivir.
Recorreré el Cañón del Colorado con mi Harley Davidson cuando tenga moto, veré en directo a Bruce Springsteen cuando pase por aquí, publicaré mi segunda novela cuando la escriba (Palmira Márquez es también culpable de muchas cosas buenas y aún no la he nombrado) y veré crecer a mis nietos cuando nazcan.
Pero hay muchas cosas que ya he hecho y que me sirven para pensar que no he desaprovechado mi tiempo, algunas están escritas más arriba y otras se las cuento ahora:
Participé en Recuperando Memoria y en el Foro Social Mundial de las Migraciones, trabajé con Luisa, Esther y Flor, he comido en el Kabuki con Ricardo Royo-Villanova y con Alfredo Pelegrín, he cenado croquetas en casa de Almudena Grandes y Luis García Montero me regaló un libro, Completamente Viernes, que sacó de la estantería, he compartido cigarritos de la risa con Miguel Ríos, he explicado a Robe Iniesta qué es una metonimia, una sinécdoque y una aliteración, he cenado en casa de Saramago con Luis Pastor, he conversado con José Luis Sanpedro, he escuchado a Benjamín Prado recitando, ligeramente ebrio, en un restaurante, he escuchado cantar en su casa a Pedro Guerra, he dirigido a Pilar Bardem en un video de dos minutos, he recorrido España con José Hierro, soy amigo de Pepín Tre…
… soy el padre de Nacho, Manu y Dani y el marido de Gisell.
Y no lo cuento por presumir, es que todos ellos, todas las personas que aquí aparecen citadas y algunos que faltan, son mis héroes y dotan de sentido a mi vida.
¡Qué menos que darles las gracias!
A ellos y a la vida.
Muy hermoso, Juanma. Amén
Un abrazo fuerte, Julián
Te añado las cañas con Vázquez Montalbán hablando sobre Camilleri y Montalbano.
Un fuerte abrazo amigo, se te quiere
Totalmente cierto, Alfredo, en El CERPA.
Un abrazo enorme
se te olvidó que eres, sin lugar a duda, el segundo mejor judador de mus que jamás pisara tierra ibérica.
Este comentario me honra, querido Davide, especialmente viniendo del autor de la mejor guía de Madrid jamás publicada: «Dos mecheros, veinte duros» Y digo jamás publicada, porque jamás te la publicaron.
¡Un abrazo gigante!
Grande Juanma.
Gracias, Kathy
También forman parte de las canas, de la vida, esas cosas que nos duelen, que salen mal, algunas de ellas paralelas a buenos aciertos y a encontrar gente de la que menciona buena. Otros morimos en las trincheras del desierto olvidados como en Anual.
Buena suerte en tu viaje, aunque a ti la suerte siempre te encuentra luchando, por eso eres feliz.
Lo bueno y lo malo, Juan, pero siempre p’alante.
Un abrazo enorme
Muy buen sentido de familia juanma, eres grande, se les quiere. Aun recordamos buenos momentos con ustedes ese cordero🤑, esa reunión en familia😍
Un beso enorme, doc, y un abrazo para Lázaro y Antoine